La esencia del pan tradicional constante tras el esfuerzo de cuatro generaciones
Hay panaderías donde la calidad y el producto son una fórmula artesanal pero los nuevos tiempos se imponen, las costumbres, las formas de comer y los tipos de alérgenos. Si existe un alimento universal al que a todo el mundo gusta es el pan en todas sus modalidades. Hoy en día, las posibilidades de crear pan son infinitas y atienden a todos los gustos y requisitos nutricionales, como la panadería sin gluten, que conserva todas las propiedades y se adapta a una de las intolerancias más comunes.
Y así lo hacen en esta panadería tradicional, un negocio que busca reinventarse adaptándose a los tiempos pero conservando su esencia. Pero para hablar del comienzo de Pan Hidalgo tenemos que remontarnos a 1930, año en el que Rafaela y Rogelio, abren una pequeña panadería en la localidad de Huércal de Almería, la que, con esfuerzo y buen hacer de varias generaciones, les ha llevado a ser hoy día la cuarta generación que dirige la empresa, combinando tradición y tecnología para seguir ofreciendo productos de máxima calidad. Un trabajo diario y constante desde una nueva ubicación en el Camino de la Rambla del Mar 15, en Viator.
Una cuarta generación que viene sin miedo a los cambios y con ilusiones en nuevos proyectos. Ampliar los horizontes comerciales con valentía es el índice que califica a los buenos empresarios. Desde su fábrica elaboran diariamente de la forma más artesanal posible realizando una buena elección de las materias primas para no alterar el sabor y la calidad de sus productos que exportan no solo a los distintos municipios de la provincia, sino fuera de la misma.
Entre su amplia gama de panes como los panes blancos, las chapatas, los panes de origen, sin gluten, de cereales y para hamburguesas, se encuentra el pan integral. Esta variedad es elaborada con los mejores ingredientes entre los que se encuentra la harina 100% integral. Por otro lado, su variedad de pan rústico es producido con la receta original en distintos formatos. Y sobre todo darles sus reposos correspondientes para que el producto final sea valorado y deseado por el consumidor.
Articulo publicado en la Voz de Almería.